Saturday, October 21, 2006

El TIEMPO

EL TIEMPO...



Para muchos de los que ya hemos andado un trecho del camino, nos hemos aclimatado a él y para los demás, más o menos también.

Infinita abstracción; prostituida, mal utilizada en beneficio de otros.
No es materia, pero nos afecta, no es carne, pero nos duele que se vaya. Es solo eso TIEMPO, una masa sin forma, ni color ni olor. Es la abstracción relista de los poetas.

Nacemos solos, asistidos y ayudados, nos limpian la sangre, nos arropan y nos devuelven el color y todo en presencia del testigo infinito. Comienza el espectáculo.
Y ahí está, en la misma habitación en la que ahora te encuentras, siempre en el mismo plano, ni arriba ni abajo, o lo quieres o lo dejas. Vayamos de la mano.

Alguna vez todos habremos oído algún comentario acerca de él, de apropiación, daros un tiempo…, de falsa culpabilidad, me ha faltado tiempo…, cuando él poco entiende de nuestros fracasos y nuestras frustraciones, ni tiene que ver en la curación de nuestros males, o con el retorno de los sentimientos, solo lo contempla desde su estado infinito, ni líquido, ni gaseoso, infinito.
Es un orden superior, expansivo, invasor, la invasión silenciosa, el gran valor social ignorado.
El año pasado en una exposición que pude ver en una ciudad que visité por trabajo, había en una sala un gran lienzo blanco, un lienzo almidonado, apenas blanqueado, a ambos laterales del rectangular lienzo habían dos paréntesis, uno abierto a un lado y el otro que cerraba, estaban pintados en un gris claro, muy difuminados.
A su izquierda, estaba la reseña de la obra en la que se podía leer la fecha y su título TIEMPO.
Allí parado me sentí provocado ante aquel ejercicio que apelaba a la ignorancia. Pensé en salir a la calle, pero aquello me tenía agarrado y me detenía delante.
Entonces fue cuando lo vi. Una voz interior que no era la voz de ningún dios ni de ningún otro ídolo caído me dijo, TIEMPO, eres tú.
Y yo sonreí al comprobar que aquella voz era la mía, y que aquel tiempo representado en un lienzo como una lechosa metáfora, era únicamente mío e intransferible.

Thursday, October 19, 2006

LA PIXELIZACIÓN SENTIMENTAL


LA PIXELIZACIÓN SENTIMENTAL

Baja la vista y mira la foto de la revista que tienes entre las piernas, mira la foto de la derecha, la de la chica.
Tu no los ves, pero hay miles, millones de píxeles, puntitos de colores, uno junto a otro como un rompecabezas de cubos.
Y al final forman una imagen, pero solo eso, una imagen.
Ahora levanta la cabeza y la giras. Ahí tienes la identidad.
Esa señora mayor que esta junto a ti en el pasillo del autobús acaba de subir.
No tiene resolución, ni píxeles, la bolsa del supermercado que lleva en la mano la acaba de llenar hace unos minutos con fruta que han tirado al contenedor los empleados del súper al cerrar.
No, no se cambia, no la puedes pasar a escala de grises, su vida ya es bastante gris, ya ha pasado por los 10 porcentajes del blanco al gris que tiene tu ordenador.

Hoy has llegado a casa a las 10, ayer te cambiaron el turno ¿ y que vas a hacer ?, tenías planes para esta noche. Olvídalos, ya los harás otro día. La chica que conociste en el videoclub no se va a olvidar de tus ojos, la mirada que te echó cuando salías a la calle, tú ni la viste.

Hazte un sándwich, tienes hambre pero con la hora que es, no te quieres complicar, y mañana a madrugar. Te pesan las piernas.
Turno de mañana, a verle la cabeza al de enfrente con los auriculares oyendo reegueton mientras va metiendo los muelles en las piezas y las vuelve a dejar en la cadena.
Como en la tele no hacen nada bueno, coge el sándwich y la lata y conéctate a Internet un rato. Y aunque joven y precario, pero con hipoteca, eres un joven informado, métete en el periódico que estar informado es más barato que ser un ignorante, aunque da más trabajo.
Los ojos te se van a los deportes, final de la copa de europa, el fichaje más caro de la historia.
No será el último.
Te ha saltado un pixel a un ojo, frótatelos.
Hay una foto de una mujer pero está muy pixelada, se mueven y la emborronan. No se ve nada. Igual es un fallo del servidor. No te preocupes que tu no eres, tú ves bien. Pero no ves que le falta uno.
Una mujer que lleva 26 años en una cama, un respirador artificial y tuvo un hijo pero lo tuvo que dar en adopción por que no se podía hacer cargo de él.
Veintiseis años sin moverse de una cama y solo puede hablar y mover la cabeza, eso es como lo del gallego, el de la película del Bardem.
Quiere que le ayuden a morir y tú tienes un gusto amargo en la boca, como métálico, como deben de sentirlo los ahorcados.
Y ahora no puedes apartar la vista de la pantalla, ya lo has leído todo y la foto ya no es tan borrosa.
Al final la ves, a la mujer tumbada, y aún permaneces un rato mirándola. Tiene cara de cansada, como la cara que va teniendo tu madre desde hace unos años.

Te estás enjabonando la cabeza en la bañera y aún la ves y cierras los ojos y los apretas y ves manchas amarillas y grises como la niebla sucia de los puertos. Tienes una media erección, otro día lo hubieses hecho, te gusta masturbarte bajo la ducha. Hoy las manos no te responden.

Buenas noches

FUIMOS REPRESIÓN.

fuimos reprresión
Por el ojo de la cerradura
mi madre se lava los pies.
Por el ojo de la cerradura
se desnuda Catherine Deneuve.
Por el ojo de la ceradura
se desliza una mano cortada.
Por el ojo de la cerradura
una vaca se tumba en la cama.
Extraña liturgia, sexo digital
secreto y lujuria
de un tiempo virtual
demirar, pero no tocar.
Por el ojo de la cerradura
Salvador Dalí se masturba.
Por el ojo de la cerradura
se da cuenta y me clava una aguja.
Por el ojo de la cerradura
Cristo ríe a mandíbula suelta.
Por el ojo de la cerradura
van cayendo unas medias de seda.
Por el ojo de la cerradura
tía Alicia se acaricia los pechos.
Por el ojo de la cerradura
Jeanne Moureau se suelta el liguero.
extraña liturgia, sexo digital
secreto y lujuria
de un tiempo virtual
de mirar pero no tocar.
Extracto de la canción "por el ojo de la cerradura", del maravilloso libro-disco Buñuel en el desierto del gran cantautor Aragonés
Angel Petisme.
gracias por seguir ahí, desde las barricadas.

La decisión de Sophie

La decisión de Sophie

Difícil me ha resultado el elegir la primera novela sobre la que hablar y empezar este proyecto de COMENTAR los libros que más me han gustado.
Podríamos haber empezado de una forma mucho más ambiciosa, Fiodor Dostoiesvki con su ahondante obra, en especial crimen y castigo, o acercarnos a alguna otra que aunque también profunda mas se podría equiparar al existencialismo de nuestros días, el de la sociedad de consumo, la soledad, el olvido, el individualismo… aquí podríamos citar La Caverna del gran
Saramago.

Como ya he dicho podríamos empezar de muchas maneras, pero si he elegido precisamente esta gran novela del escritor norteamericano
William Styron es por el gran calado humano, intelectual y ético que a mi parecer deja en el lector. En esta novela se ahonda profundamente en las relaciones humanas, en la inestabilidad y las vidas al límite, marcadas para siempre, a fuego por la desgracia por la adverdisad de las circunstancias…

También cabe decir antes de comenzar el propio comentario, los sutiles hilos conductores que va trazando el autor, alrededor de la ética, del perdón, de la fé y de la negación de dios, de la represión y de los fantasmas que acompañan a cada uno de los personajes
.


El punto de partida es la llegada de Stingo, ( el narrador de esta historia ), un joven llegado del sur de los Estados Unidos a Brooklyn a un edificio de apartamentos llamado “ La casa rosada”, por el tono en que todo él estaba pintado.
Stingo quiere ser escritor y quedará impresionado por la ecléctica vida de la ciudad y por los personajes variopintos y algo excéntricos que pueblan la casa rosada. En especial Nathan Landau y Sophie Zawistowska, sus vecinos del piso de arriba.
El un brillante investigador judio de un importante laboratorio de la ciudad con una increíble locuacidad y capacidad de comprensión, ella una dulce y frágil polaca de exuberante belleza y una extraña numeración tatuada en el antebrazo..
Pronto se verá sumergido en la propia relación de Nathan y Sophie, personas que aparentemente le darán un cariño y una estima sin entregas, conocerá su relación como un espectador de lujo con butaca de primera fila, una relación marcada por el pasado de ella y los desequilibrios de el, aunque de eso hablaremos más tarde.
Mientras tanto Stingo, un personaje maravillosamente construido, con la inocencia de un joven de 20 años, todavía virgen, soñador e increíblemente maduro y capacitado para escuchar y observar a los demás, se dejará arrastrar por un dulce torrente de música clásica en la vieja gramola de Sophie, por los sonidos provenientes del piso de arriba, de la frenética vida sexual sus vecinos, por sus salidas a la playa y por el clima de cordialidad e idealismo que Stingo ve en todo ello.
Y se dejará arrastrar hasta las últimas consecuencias. Pronto comenzará a ver que las cosas no son lo que parecen.
Stingo comienza a escribir su novela y Nathan realmente provisto de una capacidad intelectual arrolladora alabará su trabajo, así, mediante conversaciones de literatura, aspectos culturales y diferenciales entre el sur y el norte, nacerá en Stingo una verdadera admiración hacia Nathan, Mientras tanto Sophie trabaja en el consultorio de un médico quiropráctico polaco en el centro de la ciudad.
Sophie mujer joven todavía, de unos rasgos nordicos muy marcados y de exuberante belleza y sensualidad va dejando a los ojos de Stingo unos rastros de misterio y fragilidad que hará que pronto se enamore platónicamente de ella. Para Stingo Sophie es simplemente un ideal, a la par que un objetivo inalcanzable, por el simple hecho de mantener la relación que mantiene con Nathan, su amigo.
Así va pasando el verano, excursiones campestres, cervezas frías en tardes de tórrido calor, pero poco a poco Stingo se irá dando cuenta de la doble vertiente en la personalidad de Nathan, que cada vez con más frecuencia pone a prueba su propia relación con Sophie, atentando contra él mismo, incluso contra el propio Stingo.
Es en estos arranques de violencia Psicótica donde Sophie comenzará a hacer a Stingo partícipe de su oscuro pasado, de su negra realidad y de su tormentosa relación con Nathan.
Aquí la novela da un giro magistralmente novelado y se sumerge en los motivos tanto ideológicos, incluso filosóficos que llevaron a que se produjese el holocausto nazi.
Así es como ella comienza a desgranar su historia, hija de un ilustre profesor polaco antijudio, famoso en Cracovia por sus inflamantes discursos antisemitas ( cualidad que no le hará librarse del mismo fin que otros millones de judíos, aunque él no lo fuese), casada con un hombre que la repudia en un matrimonio pactado con su padre. Cuando todo estalla Sophie es enviada a un campo de concentración al encontrársele un trozo de carne en una redada que había comprado para su madre enferma. Sophie es católica y entre tanta negrura, tantas brumas salidas de las grietas del infierno y los humos de las chimeneas de los crematorios todavía quiere seguir creyendo en dios. Pero en lo único que confía para salir de aquel infierno es es un panfleto antisemita que su padre escribía y repartía en la universidad de Cracovia en la que ya anunciaba que la “solución” como la llamaba, era el exterminio…total.
Curiosa paradoja, piensa Sophie y también el lector que lo está leyendo que la familia del iluminado ideológico que de alguna se anticipó a este macrazo y negro episodio de la historia se encuentre en los barracones de Auswich Birkenau respirando el fétido olor de las cremaciones. Este es el verdadero pasado de Sophie, su verdadera identidad y su verdadera realidad.
Sophie llega al campo de concentración en un tren hacinado de judios deportados junto con sus dos hijos Yan y Eva. Otra vuelta de tuerca a la historia, y entra tanta maldad y tantos corderos para degollar Sophie es elegida. Y en un gris y desolado andén igual de miserable que las cavernosas profundidades del corazón de su verdugo Sophie tiene que elegir. Ante un médico de la SS borracho, con restos de arroz de la comida en la solapa de la chaqueta, con la cara enrojecida de ira y una mano manoseandose la entrepierna, Sophie tiene que elegir uno de los 2 para que sobrebiva, el otro morirá.
Quiero anotar aquí la interesante reflexión que hace el autor sobre este acto a manos de este médico que ve bajar a Sophie en el andén. Antiguo estudiante de teologia y sacerdote frustrado tuvo que estudiar medicina por imposición de su padre. Este hombre que seguirá parado en el andén hasta el fin de los días reniega de dios, de todas sus creencias, de todo lo divino. Aunque evita que lo incluyan en los programas de experimentación médica de la SS con prisioneros judios en los hospitales y laboratorios .
Esta es la única pizca de bondad que se nos presenta, la bondad no existe, se diluye en el aguardiente que se mete en el cuerpo cada día, para curarse por dentro, como el cuero, para perder toda flexibilidad que le permita amoldarse a algo.
Existe un paralelismo entre este personaje y sobre todo lo que escribió Nietzsche sobre el SUPERHOMBRE, su renuncia de dios, su pensamiento superior…suvacio oral y ético.
Y esta es la decisión de Sophie, paralizada por el miedo, con los dientes rechinando de frío y con sus 2 hijos entre las piernas. Y elige que permanezca jan con ella, Jan el más débil, el más enfermizo, a Eva la ve alejarse desde el suelo donde se ha caído en un llanto que le hace perder el sentido, el equilibrio y la noción de su propia existencia. Eva será gaseada junto con cientos como ella y después incinerada en los hornos crematorios.
A su hijo se lo quitarán de sus brazos ese mismo día y lo meterán en un barracón con otros niños. Pero aún hay una esperanza entre tanto fango, Jan es llevado a un barracón donde destinan a los niños al LEBENSBORN, o fuente de vida.
Una fuente de vida entre tanta muerte. El lebensborn fue un programa secreto creado por la Alemania Nazi con el plan de expandir la raza aria. Aproximadamente entre 50.000 y 200.000 niños polacos fueron secuestrados Todos aquellos que, tras ser sometidos a un riguroso examen, recibían la certificación de ser lo suficientemente arios para entrar en el programa, eran enviados con certificados de nacimiento falsificados a familias previamente seleccionadas. A estas familias se les proporcionaba a menudo una historia falsa acerca del niño que iban a adoptar, siendo la más común la de que el niño o niña era hijo de un soldado muerto en combate. El tiempo pasa y Sophie consigue un puesto de taquígrafa en la casa del comandante encargado del campo. Sophie habla un perfecto alemán, aún siendo polaca y tiene un aspecto, tanto por sus ojos, su cabello y su piel, totalmente ario. Aspecto que no pasa desapercibido para el comandante Rudolf Hoss.
Pero solo eso, que ningún lector piense que ni tan siquiera una brizna de piedad llega a rozarla en algún momento. Así pasa a alojarse en los sótanos de la casa del comandante junto con otros judíos, durmiendo en el suelo húmedo, aunque con mantas y comiendo las sobras y restos grasientos de las cenas de la casa, preparadas especialmente por cocineros polacos y judíos al servicio de la casa. Al menos ellos comían en el resto del campo, apenas nada, uno de los propósitos de los nazis era poco a poco debilitar a los prisioneros de inanición para restarles fortaleza física y evitar posibles botines entra las miles de personas que retenían.

Monday, October 16, 2006

CONTRA EL OLVIDO EXISTENCIAL 2


Aquel año, el día que entraba el otoño llegó con la noticia de la prematura muerte de un amigo, un inesperado y siempre certero ataque al corazón, ese día tuve las manos extrañamente frías y ásperas.

Uno de esos amigos de la infancia a los que el tiempo y la vida se encargo de poner distancias, barreras invisibles forradas de olvido, círculos de humo que se diluyen en el aire.
Ese día me di cuenta de lo frágil de nuestra existencia, yo contaba 30 años, él 31.
Él era un niño alto y esmirriado de pelo recio y crisposo, algo rizado, su cara era seria, socarrona en algunos momentos, por lo que siempre cargó con con ese lastre de chico imprevisible y audaz.
Estudioso, tenaz e inteligente, siempre fue un chico preocupado por su formación y su futuro. De pequeño habíamos jugado a juegos perdidos de niños, había visto muchas mañanas de reyes sus juguetes apenas estrenados, brillantes, con las articulaciones todavía duras, tenía unos tíos adinerados que siempre le compraron los últimos modelos del scalestric, los primeros coches teledirigidos con aparatosos mandos, él siempre me dejó jugar con ellos.
No fue mi mejor amigo, pero fue de esos que dejan huella, a los niños les cuesta poco ser nobles, cualidad intensamente ligada a la inocencia, pero en él era algo innato, espontáneo y evidente, algo que perdura en la memoria colectiva.

Me llamó una amiga esa mañana, la única que me queda del pueblo donde nací, la única que ha ido haciendo círculos de humo que no se ha llevado el aire.
Impresionada y conmocionada por la noticia, me dijo que no era justo, ¿ y quién sabe lo que es justo? le dije yo.
A mi amigo en la adolescencia le perdí la pista, como a muchos otros y otras, los estudios, después las carreras y después el rompecabezas de la vida de cada uno de nosotros, alguna vez que fui por el pueblo siempre me comentaban que estaba trabajando en América y viajando por medio mundo, también volvió poco al pueblo era un ser concebido en él, pero alimentado por un cordón umbilical que venía de fuera, de muy lejos, de barrios residenciales del extrarradio de Chicago, de internados de piedra gris del norte de Londres, de los centros de negocios llenos de pantallas de plasma con gráficos verdes chillones de Tokio o Singapur.
Aquel día por la tarde Pedro y yo habíamos quedado en ir a ver una exposición de pintura que había en una pequeña galería del centro de la ciudad, a mi se me quitaron las ganas, fui por acompañar a mi amigo y por quitarme de la cabeza a aquel niño que fue mi amigo de juegos y confidencias infantiles y que ahora se me presentaba como un fantasma mitad en mi conciencia, mitad en mi memoria, después de 15 años de apagón.
La exposición pasó sin pena ni gloria ante nuestra vista, insulsa, predecible, lienzos y más lienzos de color negro, los más gris oscuro, otros con manchas rojas y blancas.

Aquel primer día de otoño soplaba un viento frío y a las 8 de la tarde ya no eran las 8 de julio o agosto, y al salir por la puerta, notando el aire frío que soplaba y que hacía que me notase las mejillas como acartonadas, pensé en los colores negros de los lienzos de una forma triste y reposada sin saber que aquello era uno de los muchos caminos que podría recorrer, solo tenía que elegir el correcto.

Ha pasado un año desde que escribí esto, Alfonso tuvo un funeral muy bonito, fueron todos, hasta la vieja profesora ideal de todos nosotros y sobre todo de nuestras madres .Me contaron que fue bonito. Y lo sería yo no bajé, hace años que me fui a vivir a otra ciudad y la realidad que llevo años creándome me agarro y no me dejo ir ese día.
Hace 2 días cruzaba un puente sobre un río de aguas barrosas cuando me sonó el teléfono móvil, era mi amiga, la misma que me llamó el año pasado. Estaba contenta, va a ser madre y quería compartirlo conmigo.

Cada día sale el sol y se pone, llueve o hace aire, la gente coge taxis, y las flores se acaban marchitando y los pájaros vuelan y hacen sus nidos y crían y los ríos bajan con sus aguas limpias, únicas en su especie como una fórmula matemática que nos diese como resultado el infinito.
Como el ancho e interminable mar, infinito, inalcanzable, eternamente perdurable.


LAS GRIETAS ESCONDIDAS


LAS GRIETAS ESCONDIDAS.





Las grietas escondidas es una novela introspectiva, que ahonda de una forma muy sutil en el complejo engranaje de la existencia humana.
Escrita en primera persona por la protagonista, una mujer joven llamada Eva, intenta descifrar los conflictos más personales y nuestras cotidianas frustraciones.
La protagonista se ve en una encrucijada creada por ella misma y por sus fantasmas, un callejón sin salida, en el que nadie parece ser culpable.

Las grietas escondidas es ante todo una novela psicológica, el recorrido personal de nuestra protagonista por el lado oscuro y desconocido de la sexualidad femenina.

Una arriesgada búsqueda de respuestas que conducirá a nuestra protagonista a una sórdida caída en picado por el laberíntico y subterráneo mundo de las perversiones sexuales, suburbiales y a la vez cotidianamente instaladas en nuestra sociedad..













LAS GRIETAS ESCONDIDAS.







Mi pueblo se encuentra entre montañas, alto muy alto, en total conexión con el cielo.
Pueblo de gentes grises como las nieblas que bajan, despacio, sin hacer ruido, sin que se noten demasiado, humedeciéndolo y capturándolo todo en su magia y su silencio. Comenzamos a ir hará unos 10 años, de casualidad, a veces las cosas pasan de la forma más fortuita y ajena a nosotros.
Calles que se llenan de gentes que hablan, que te paran y te ofrecen toda una gama de saludos que los de la ciudad ya hemos olvidado, casas de piedra, recias, musgosas, desafiantes en su longevidad mostrando una alegría de piedra decolorada, adobe abombado, grietas impenetrables, con balcones llenos de flores y arcos de piedra sillar marcando una autoridad silenciosa.
Hay una plazuela de suelos empedrados, casi siempre mojados en donde al pasar hacia la vieja iglesia y la torre del reloj, te vuelves a encontrar con los olores de panes recién horneados mezclados con el de la leña quemada, ocurriendo siempre en el mismo sitio y a las mismas horas como si de un reclamo turístico más de el pueblo se tratase. La torre de este pueblo es una sólida construcción defensiva de planta románica aunque transformada en diferentes épocas convirtiéndolo en un viejo y desafiante monumento al eclecticismo universal, más aún cuando te das cuenta del reloj añadido en la parte alta, insensato accesorio para este bello exponente del románico lombardo.
Aunque lo más atrayente de esta vieja torre sea la casi obscena inclinación que ha ido tomando a lo largo de los siglos, junto con el oscuro color de la piedra y el adobe, Convirtiéndola en todo un símbolo de el turismo de esta zona, así como un elemento alusivo en publicaciones y reportajes de arquitectura.
Las gentes de esta comarca siempre hablan con un orgullo plano y silencioso de sus pueblos, esparcidos por la montaña, como restos de otro tiempo del que cada vez van quedando menos señales, y de esta torre, la torre de Romanos de Ara, una torre que como ellos decían y como siempre habían dicho los mayores del pueblo era la mejor después de la de Pizza, haciendo una extraña comparación entre lo arquitectónico y el plato más famoso de la cocina italiana.
Otros te responden que la de los italianos quizá sea mejor, más grande, con más escaleras, pero a doblada no le ganaba ninguna y siempre hay alguien que rectifica al otro diciéndole que doblada no, inclinada.
A la gente de allí nunca pareció preocuparles demasiado, aquel extraño equilibrio del monumento más importante de la zona que había sido un elemento existencial más en tantas y tantas generaciones.
Cuatro años atrás un fin de semana que vinimos como tantos otros, ya antes de llegar desde la carretera que baja a el valle con el pueblo al fondo nos encontramos con la visión de la torre emergiendo entre los tejados oscuros del pueblo atrapada y rodeada de andamios y envuelta en una lona de color verde, verde quirófano, como la vestimenta de un veterinario.

El ayuntamiento del pueblo por fin después de algunos años y 2 alcaldes había conseguido las subvenciones suficientes para poder acometer las obras de consolidación de los cimientos y restauración de los muros norte y sur, así como del deteriorado ábside central de la iglesia por un equipo de arquitectos y conservación de patrimonio de Barcelona, por unos días el pueblo se llenó de curiosos que paraban con sus coches o bajaban a la plaza para ver como todos aquellos operarios con chaquetones reflectantes y casco hablaban mirando planos mientras otros se movían entre los andamios.
Al cabo de algo más de un año, encontramos la torre liberada de prótesis y lonas, la piedra antes ennegrecida y verdosa por el implacable deterioro del paso de los años, apareció después con una tonalidad renovada, con esos matices blanquecinos y a veces de una pulcritud artificiosa que los ácidos dejan sobre la piedras restauradas, había sido reinaugurada por el alcalde y las autoridades de la zona hacía solo 2 días invitando a todo el pueblo a una merienda popular en la plaza, justo debajo de ella.

Esta torre que tantas veces vimos desde este mismo banco sentados los 2 con la tranquilidad del que lo tiene todo bastante resuelto, la veo hoy sola, sola y con mucho frío, un frío que se me mete por las grietas que me han salido estos días, grietas arenosas de color barro en el pecho, que suben por el cuello dando la vuelta y bajan por la espalda, grietas que no han sido restauradas, que no han sido exploradas con ningún pincel ni cepillo, que se han ido ensanchando, abriéndose camino en mi carne, dejando al descubierto unos desconchados en mi piel como les ocurre a las casas viejas, vacías, huecas.
Esas casas de balcones torcidos y ventanales rotos en una negrura infinita, las casas vacías y viejas de todos los pueblos que aúllan con gritos sordos, inútiles, sin voz ni sonido para el vecino de al lado y los de la otra calle y los de detrás, inútiles por que su voz responde al lenguaje del tiempo ya olvidado y por eso ya nadie las escucha.
Aquí en la soledad de esta fría tarde de invierno pienso en lo que representó para nosotros este lugar, un pueblo que llegó a ser nuestro, nuestro en nuestra intimidad, momentos de vida y felicidad escritos para siempre, escenas que se han vuelto invisibles y de las que apenas ya me quedan huellas, este fue un lugar anexo que añadimos a nuestras vidas para llevar una existencia paralela a la rutina y que ahora se me antoja el escondite de una gran mentira.
Este portal, ese arco, esas miradas que me evitan, esta torre que piedra sobre piedra descansan su peso sobre mis ojos, mis hombros, todo el peso que yo misma he ido dejando caer sobre mi, el peso de la mentira.

Este ha sido mi pueblo imaginario. Mi pueblo real es otro.

Sunday, October 15, 2006

LA DUDA HUMANA



Las noches de hospital son largas, da igual que sea militar, provincial, clínico... todas son lo mismo, noches de vigilia y observación, de mal dormir, acabando con los huesos y las articulaciones entumecidas por la forma poco aerodinámica de los sillones de hospital.
El enfermo está muy sedado y debido a su avanzada edad y a lo avanzado tambien de su enfermedad ( ese mal, no nuevo, pero que el prodigioso siglo 20 nos ha dejado como uno más de sus brilantes descubrimientos) salgo a fumar un pitillo a el rellano de escalera que acaba siendo lugar de exilio para fumadores .
La atmósfera cambia, dejo la blanca y aséptica habitación, el brillante y lineal pasillo ( para que no nos perdamos, para que seamos corderos siguiendo al pastor).......por un pequeño hall que aprovecha el hueco de la vieja escalera de mármol blanco, ya algo gastada, pero con ese aspecto que diferencia a los objetos bonitos de las personas cuando por los 2 ha pasado el tiempo, un tiempo que nada perdona...

Sentado en el hall en aquel sillón de polipiel negro, de formas lineales, casi cúbicas y con ese toque funcional que han querido transmitir los diseñadores de los 80 a este tipo de estancias, reflexiono sobre el deterioro del cuerpo humano, sobre esas cosas que sentimos ante el dolor ajeno, ante unos pies y unos tobillos de alabatro envejecido, aspero como el tiempo, unos pies cansados con un ámplio mosaico de venas azules y de deterioradas arterias o de un rostro que cada vez marca más sus facciones hacia adentro, de todo eso.

La celadora que conoci esta mañana, acaba su turno, parece cansada, el pelo oscuro, casi negro, melena hasta los hombros, alborotada por la jornada de trabajo, el rostro dulce, limpio, de mirada atenta aunque con un brillo especial que denota predisposición a la charla, en sus manos sostiene una bolsa de plástico de cualquier hipermercado de barrio llena de la ropa laboral usada durante el dia.
Por el hilo musical suena una melodía de un viejo tango en una versión instrumental de esas tan impersonales que siempre suenan en los vestíbulos de la consulta del dentista o en algunos hoteles de rancio sabor.
Hablamos del enfermo, de sus dolores y de todo aquello de lo que se habla cuando te que das la noche a cuidar a alguien, la chica fuma tabaco negro, enciende un cigarro y comienza una conversación en torno a su hija, una niña de 6 años madura para su edad y a veces lo suficientemente independiente para permanecer sola en el apartamento de su madre cuando la jornada laboral de aquella así lo require...cosas de la vida, que la niña se quede sola y que la pareja decidiese separarse cuando la niña contaba 2 años, la chica habla orgullosa del comportamiento de la niña, mientras me cuenta estás y otras anécdotas cotidianas de su vida pienso en la necesidad de mucha gente anónima de hablar y de abrir su corazon ante un desconocido, yo a mi vez me sorprendo de lo facil y lo agradable que me esta resultando escucharla .Entran dos señoras con la misma expresión de circunstancia hospitalaria que debo de reflejar yo mismo, las mujeres siempre son más previsoras ante estos casos pues calzan babuchas de esas de ir por casa que tienen el cometido de comenzar a liberarnos del extress cuando llegamos a casa, la maquina de café no funciona, así que tendrán que intentarlo en la planta de abajo, mientras se apagan sus pisadas sigo escuchando trozos de vida a veces tan ajena como parecida a la mia, después de dos cigarros nos despedimos con un beso y con el raro convencimiento de haber pasado un rato agradable.
La noche resulto oscura, a veces quejumbrosa por algún lamento en la habitación contigua, pero seca y limpia como este hospital, abro la ventana y subo la alta persiana, la luz llena la estancia y un aire limpio y fresco reaviva mis sentidos, anoche llovia, aunque una tormenta de verano sin importancia de esas que hacen más llevaderos esos dias bochornosos de calor, abajo en el jardín de pinos y setos cantan los pájaros, los bancos mojados de piedra ya desgastada por el tiempo le dan un aire bucólico, toda una variedad de ruidos de ciudad acompañan los cantos de los pájaros, coches, ambulancias un colegio próximo, todo comienza a funcionar...
El enfermo abre los ojos y me sonrie con la mirada perdida en el techo, de alguna manera está volviendo a su edad más temprana, la que todos tenemos en la niñez, los brazos y las piernas delgadas, la debilidad y la torpeza de los miembros, la torpeza del habla, incluso la sonrisa espontanea del que sonrie porque el aire le hace sonreir........La vida ya a dado sus vuetas y ahora esta de bajada, quien pudiera meterse en su cabeza y saber lo que ahora esta pensando con esos ojos ya cristalinos abiertos como platos.
Yo si me encontrase en su lugar recordaria las cosas que a veces nos vienen a la cabeza y nunca nos acordamos de archivar, el olor de el corral de la casa del pueblo en las tardes de verano, o el de el estiércol de los conejos cuando habia que sacarlo, la masa de bizcocho que mi madre hacia los sábados por la mañana, también recordaría los jerséis de punto de la abuela, demasiado subidos de color para su edad, o soy yo el que tengo demasiados prejuicios para mi edad?, o la pastilla de jabón con que se lavaba la cara, la vieja bicicleta de segunda mano que me compró mi padre de la tienda de mi tio, ahora oxidada y llena de polvo en la cambra de la casa de mis padres.
Deberíamos de cuestionarnos mas a menudo la escasa dignidad a la que llegan estas personas en estas u otras situaciones y hacer que la reflexion se impusiera a todo atisbo de inutil moralidad. Que distorsiona la realidad en estos casos.

Antes de marcharme tomo un café con unos churros en la cafeteria del hospital, el blanquinoso olor de la leche y el cálido aroma del cafe me golpea la cara nada más entrar, las mismas sillas y mesas funcionales e impersonales me invitan sentarme, entablo conversación con el señor de la mesa de al lado,
Canoso el, sesenton con una cara limpia y con ganas de hablar con alguien después de una noche de dormir poco, el señor en cuestión resulta ser profesor de un instituto de la ciudad, de complexión fuerte anchos hombros y prominente estómago, con unas pequeñas y regordetas manos que acompañan muy fielmene la conversación como si fuesen un complemento de la misma, me parece el abuelo perfecto que se vestiria de santa claus en navidad para darles unos regalos a sus nietos. Hablamos de la ciudad, de las obras que se ha empeñado el ayuntamiento de turno en ejecutar antes del periodo electoral, de la inmigración que a todos nos afecta por igual pero que no todos vemos con los mismos ojos.
El café me sabe a gloria, es cierto realmente que alimenta los sentidos y envilece los miembros, el obstinado señor se empeña en pagar, así que acepto agradecido pensando en la amabilidad de algunos desconocidos.

Mi pensamiento esta ahora en buscar el bono bus mientras salgo por la puerta del hospital, el día está claro con la claridad que dan las 9 menos cuarto de la mañana de un dia cualquiera del mes de junio, han mojado la calle las dichosas máquinas de la limpieza municipal, niños uniformados de gris se dirigen a algún colegio privado de la parte alta de la ciudad, el tráfico es intenso hacia la salida de la ciudad, coches y más coches y llega mi autobús rojo con cara de cansado, no hay sitios libres y me uno al grupo de personas que alzan un brazo y se agarran a la vida de una asidera de plástico negro.

Mi nombre es Miguel, tengo 38 años, la edad de cristo, según dicen los que han tenido el gusto de conocerle, tengo una vida feliz, diríase que completa, mi mujer Luna es una mujer estupenda, llevamos 3 años de matrimonio después de casi 7 de noviazgo, en estos 3 años y aún siendo distantes con la tendencia consumista y devoradora de la sociedad, nos hemos rodeado de todas esas cosas y artículos que te facilitan la vida, ahora esperamos nuestro primer hijo.

Trabajo en una empresa auxiliar de otra gran empresa automovilistica implantada desde hace años en mi provincia,” motor económico de la misma”, como decía un artículo de economia que leí hace unos dias, y no le falta razón, desgraciadamente nos tienen comprados, mi situación actual no es mala precisamente, debido a los años de trabajo en la misma, a haber ascendido unos puntos por promoción interna mi situación actual es acomodada.
Desempeño el puesto de coordinador jefe del área de formación de normas de seguridad y recursos humanos de misma, por suerte puedo llegar una hora o 2 más tarde al trabajo, sin tener que en principio dar explicaciones a nadie, así que mientras sigo agarrado a la asidera del autobús pienso que todavía tengo tiempo de pasar por casa y darme una ducha antes de ir al trabajo.
Vivimos en una zona relativamete nueva de un nuevo macrobarrio de la ciudad de viviendas de protección oficial, esteticamente correctas con materiales bioclimaticos
Y con muchas zonas verdes, hemos sido una de esas parejas que hemos podido acceder a este tipo de viviendas aunque pera ello el piso de momento este a nombre de Luna ya que nuestros ingresos conjuntos y más los mios pasaban el mínimo permitido, cosas de la vida.

La vida en las ciudades y en las comunidades de vecinos como la nuestra está abocada al anonimato, me cruzo con 2 vecinos de mi escalera, aunque no se en que piso viven . apenas me prestan atención, nuestro piso es el segundo con una magnífica vista de la ciudad como nos dijo la rubia tintada de la agencia constructora cuando compramos el piso, al abrir la puerta el piso se me presenta tan cálido y fresco a la vez ante mis ojos con ese suelo de madera que tanto nos costo elegir que casi me dan ganas de quedarme a dormir después de una noche de vigilia en el hospital, pero inmediatamente deshecho la idea hoy es final de mes y tengo que coordinar la realización del maldito inventario.
Para que pondríamos una ducha con chorros de hidromasaje si luego no tenemos tiempo de utilizarla correctamente, el agua caliente parece que me devuelve a la realidad y me saca de mi letargo, el baño esta contiguo al dormitorio, una habitación muy confortable, espaciosa, con mucha luz natural y sobre todo de decoración muy sencilla, me gusta rodearme en mi casa de cosas sencillas y bonitas mi abuelo siempre decía que las cosas sencillas son las que mas instruyen y enriquecen el alma en esta vida.
Algo parecido hacía yo de pequeño en la casa de mis padres, en invierno cuando estaba metido en la cama, en mi habitación, para evitar el frío que hacía en la parte alta de aquella casa, yo me acurrucaba y con los ojos bien apretados y totalmente tapado con las mantas pensaba que dentro de la cama, a la altura de mis manos, todavía quedaba sitio para una estufa de leña como la que tenían encendida mis padres en el salón, junto a la estufa ponía un sofá y una televisión sobre una mesilla con cualquier programa de los que me gustaban, también me llevaba a mi perro pero hace tantos años de aquello que ya he olvidado su nombre, aunque seguro que lo quería mucho, mientras pensaba en tener todo aquello para mi en la negrura espesura de aquella habitación yo me acurrucaba hasta que poco a poco las sábanas ásperas y duras al principio, se calentaban y casi se confundían conmigo, como una segunda piel, pero todo aquello pasaba hace muchos años en esa niñez que muchos queremos recordar pero al hacer el esfuerzo vemos que nos faltan muchos datos.

Paseo la vista por el dormitorio todo me sigue pareciendo nuevo y agradablemente hermoso, espero que nunca se nos coma la rutina y sigamos abriendo la puerta del piso con la misma ilusión de quien rasga el papel que envuelve un regalo, Luna siempre deja medio cerradas las cortinas para que no entre polvo dice ella, sobre la cama brilla ese mini camisón que yo le compré hace 2 años en no se que aniversario, nunca he sido aliado de las fechas, recuerdo su sorpresa al abrirlo, yo nunca he sido un hombre que apreciase la lencería ni los placeres de la seda y el encaje, pero debo reconocer que me voy dejando seducir por como cae el tirante por el hombro un dia, o por los abrazos resbaladizos de otros, así como el tacto de estas prendas. La cama revuelta, sin hacer, es algo que yo no comprendo, mi madre diría” le falta un pedazo a esa mujer”, Luna trabaja en un centro infantil de disminuidos físicos, un trabajo hecho para ella, según pensamos todos. Dado su carácter altruista y entregado a los demás, a veces incluso llevado al extremo.
La horrible enfermedad del padre de luna me está demostrando la crueldad de una vida que debe acabar pero no sabe como, un poco más un día, un poco menos el otro, una sonrisa por la mañana y un llanto sordo por la tarde, un llanto convulso y extrañamente silencioso, así mezclo todos mis pensamientos mientras me dirijo al trabajo.

Luna y yo nos conocemos desde niños, al menos nos teniamos vistos, mis padres veraneaban en el viejo caserón a las afueras del pueblo, un caseron heredado de nuestros ancestros, rodeado por un muro de piedra y un amplio jardín lleno de pinos, cipreses, hayas y castaños con una pequeña y vieja fuente en la entrada en la que vivian muchas ranas siempre con mi complicidad, la casa era de tres plantas y de tejado a 3 aguas, ventanas de madera con arcadas de ladrillo rojo, la entrada de la casa tenia una pequeña escalera de 4 peldaños y barandilla de piedra del color de los musgos mas viejos, esto era “ la torreta” la casa familiar hasta que mis padres tuvieron que venderla, nosotros viviamos en la ciudad casi todo el año por el trabajo de mi padre y como no por las relaciones sociales de mi madre, pero tanto los veranos como las fiestas del patron las pasábamos en la torreta. Mi abuelo era natural del mismo pueblo de la familia de Luna, al cumplir los 18 años emigró a Barcelona para buscar trabajo y un futuro mejor, comenzó a trabajar en el puerto cargándose a la espalda muchos quintales de peso de aquellos años, dicen que era un hombre fuerte, un hombre que sabia que su salida del pueblo iba cambiar su destino.
Pasaron años de miseria y de mucho trabajo, poco a poco gracias a su intuición y tenecidad fue ganando terreno dentro de la empresa en la que trabajaba, de cargador a peon de peón a encargado de encargado a capataz, así poco a poco un día se encontró con 26 años y con una situación bastante diferente a la que tenia cuando llegó a la ciudad, tambien cambió su hospedaje del barracón sucio y frio del muelle del puerto pasó a una pequeña y oscura buhardilla en una barrio humilde de la ciudad, pero seca y para el solo, más tarde llegaría una habitación con lavabo y espejo para el solo.
Entonces conoció a la que seria mi abuela Asunción una bonita chica de barrio de familia humilde de 22 años de madre costurera y que trabajaba como taquillera en una sala de baile con orquesta del barrio.
Mi abuelo y mi abuela se casaron y pudieron meterse en un pequeño piso gracias sobre todo a los ahorros de mi abuelo, poco a poco mi abuelo se fue introduciendo en los círculos del transporte marítimo de la época entre gente influyente y adinerada y así fue como poco a poco creó con otro socio su propia empresa de distribución del cereal, tejidos, armas y de todo lo que llegaba al puerto de Barcelona.
En el pueblo con el tiempo se corrió la voz de su buena fortuna

Luna vivia en la plaza del frontón, la plaza del pueblo, así llamada por el frontón que hay en la misma, justo en la esquina de la calle de los milagros que da a la vieja escalerilla que baja al rio y a las huertas del pueblo.
La madre de Luna fue una mujer sencilla hija de una familia humilde del pueblo, dicen que fue la mujer más hermosa de la comarca, era muy soñadora e inteligente y de caracter alegre según siempre le contaron a Luna, por las noches en verano mientras la gente reunida en los portales de las casas conversaban sobre vanalidades de la vida del pueblo ella miraba las estrellas y suspiraba, la gente pensaba que era diferente, tenia la belleza que dan los aires frios de la montaña y al mismo tiempo los rasgos amables y templados de la gente fina de la ciudad, todo eso junto con una cabellera negra como la noche que adornaba con horquillas y peinetas de madera, le gustaban los amuletos, cosas sencillas, ramitas de espliego secas del cementerio para los engaños del marido, dientes de cabra, uvas pasas para los dolores decabeza, piedras del rio e incluso un lagarto seco para ahuyentar las granizadas, todo ello lo guardaba en frascos de cristal dentro de una vieja caja debajo de la cama de casados y cuando creia necesario utlilizaarlos los sacaba e incluso los dejaba a otras personas del pueblo.
Cuando la madre de Luna le dijo a su padre que estaba en cinta este se puso tan contento que mando matar su mejor cabra para celebrarlo y abrió su mejor tonel el que siempre guardaba para alguna vez mejor, no era un hombre muy expresivo con su mujer aunque por ella sintió un amor galante y verdadero, pocas cosas más dijo ese dia a parte de “ recemos porque sea un buen varón”, aunque en los dias sucesivos una sonrisa contenida de alegria se pudo ver en su rostro y las miradas hacia su esposa se hicieron mas dulces y penetrantes la madre de luna nada se atrevio a decir pues ella desde la noche que se quedó en cinta supo que seria mujer y que se llamaria luna
El parto se presentó mal con casi tres dias de dolores y hemorragias, de la cabecera de la cama pendian ramas de romero para acentuar la pureza de niña, bolitas de jabon perfumadas para que fuese una niña bella y un mechón de pelo de gato negro para la fortaleza del carácter, a todo esto no prestó demesiada atención el marido acostumbrado como estaba a los excesos y previsiones de su mujer, en estos tres dias dejó el marido de cortar leña y mando a su primo airear las cabras, mientras el caminaba de un lado a otro de la casa oyendo los gritos de su mujer y los pasos ajetreados de la comadrona y de otras señoras del pueblo.
El cuarto dia de impetuosos y cada vez más acelerados dolores amaneció con una luz diferente, el rocio de la noche habia mojado las hierbas de la calle,, las rosas perfumada se habian cubiertonde diminutos cristales de agua como diamantes en una sortija y las golondrinas atronaban con sus gritos como en procesión de tambores, a las 9 de la mañana del día 13 de abril nació Luna entre el ajetreo y la algarabía de los allí presentes y el cansancio y la debilidad de la parturienta, laváronle el rosto a la niña y la arroparon con delicada manta con finas puntillas, en cuanto a la madre después del esfuerzo y de verse rota por varios sitios decidierón dejarla descansar no sin antes darle a tomar un amarillento caldo de gallina .
En su debilidad la mujer quiso ver al marido, quedo y asustado entró el hombre y sudando como un hornero, la mujer cogiendole la morena mano le dijo que una hembra habia sido, una hembra perezosa en salir y de fuerte carácter, el hombre miró serio el pequeño rostro de la niña morado como una remolacha que ahora permanecia sereno abriendo de vez en cuando las fosas de la nariz como ventanitas de una casa de un cuento el hombre sonrió mirando el rostro descompuesto de su mujer y dijo “AÚN HAREMOS MUCHOS MAS” dicho esto el hombre salio tan quedo y asustado o más que cuando había entrado.
Todavía se cuenta que el día que pasó todo esto la tarde se volvió queda, silenciosa como una manta de algodón y el aire se hizo espeso, quieto y una luz de color bermellón cubrió todo el cielo, hasta los gallos dejaron de cantar y las aves se escondieron en los árboles a esperar un nuevo día.
Todo esto es un pequeño trozo de la historia de la familia de Luna, una historia escrita en papel amarillento gastado y con heridas de sangre y sudor.
Es cierto que el trabajo y la responsabilidad que conllevan ciertos cargos como el mio acomodan a la persona psíquica y físicamente, yo en mis años de facultad era un joven inquieto y hasta ocasionalmente un elemento subversivo siempre he crei en la identidad del pueblo y en la necesaria fuerza de la clase trabajadora y obrera, en los principios de la igualdad y equidad de derechos sociales, así que no dudaba en apoyar todo tipo de actos, actividades, asambleas y demás convocatorias sociales que ayudasen a que la rueda girase de vez en cuando en sentido inverso al establecido.
Mis padres creian que yo era el perfecto chico acatador del sistema y políticamente correcto, mientras yo corria en manifestaciones y concentraciones sindicales, claro de esto hace muchos años, mi padre poco a poco cambió de parecer y del todo a raiz de la quiebra de la empresa familiar, y de la venta de la torreta, lo de mi madre siempre ha sido otra

historia.
Mi bandeja personal de notas, faxes, solicitudes y llamadas me dice que estoy de vuelta al trabajo, me aflojo la corbata y por un momento dejo que todos mis poros transpiren el infame pero necesario aire acondicionado.
Mi jefe el señor Porter De Oliveira es un desgarbado ejecutivo portugués, desgarbado con un aura de dandy y colonizador que irrita hasta el mobiliario de la oficina, de pelo negro rizado engominado, nariz aguileña, gafas de Armani y traje de Burberrys el tipico ejecutivo agresivo de mal aliento por los wyskis de malta diurnos y nocturnos y cuyo lema es disciplina más objetivos igual a productividad, la maldita formula de la aritmética imperante en el sistema.
Padre de tres repelentes niños que por supuesto sonríen con su ortodoncia en el escritorio del ordenador de su despacho y cada día le dan los buenos días y las gracias por ser un buen progenitor.
Este agrio señor es mi superior más directo, todas mis acciones, informes, balances mensuales y organigramas de organización de programas mensuales pasan por sus manos, así que desde hace unos años aprendi que lo mejor era llevarse con el enemigo adoptando una estrategia de RELACIÓN ESTRICTAMENTE LABORAL para lo cual yo intento siempre guardar las distancias, estrategia que por otra parte no me va nada mal.
Realmente solo hay un obstáculo entre el señor Manoel Porter de Oliveira y yo, pero suficientemente insalvable para que los dos mutuamente sepamos que somos el frio y el calor, el blanco y el negro.
El obstáculo no es otro que la falta de humanidad de este señor, unida a la falta de sensibilidad hacia toda persona ajena a el, así como hacia los problemas y conflictos que a veces surgen en nuestro departamento o en cualquier otro, si a todo esto le sumamos un índice demasiado elevado de prepotencia y un ego excesivamente desarrolado, da como resulatado a la persona que en estos momentos veo venir hacia mi despacho.
La visita, agradablemente corta, acaba siendo un cúmulo de ordenes, preguntas, paseos por el despacho y miradas por el ventanal del que da a la planta de nontaje.
Escucho toda esta representación mientras le veo pasar de un lado a otro hablando y moviendo las manos al unísono, dejando ver 2 anillos de oro, uno de ellos con un sello azul tan horrible como pretencioso, mientras le miro pienso que quizá este señor deberia haber sido papa en otra época o algún cardenal influyente en le corte, entonces ese anillo seria besado como seguramente a el le gustaria.
Siempre habrá gente como él, pienso muchas veces, personas con un carácter presdispuesto con el fraude, el aprovechamiento de prójimo, la especulación.
Por último antes de salir por la puerta se gira y subiéndose las lentes de montura dorada por la grasienta nariz me felicita por la feliz y agradable noticia del embarazo de mi mujer, escuetamente le respondo gracias, el muy cretino lo ha dicho con ese deje condescendiente que hace que parezca que todo lo que sucede a nuestro alrededor es gracias a su mérito.

Anoche tuve un sueño, soñé que dormia solo en una habitación grande, diferente a la mia, una luz tenue de ligero color amarillo iluminaba la estancia, al fondo la puerta de la habitación estaba abierta, yo dormia como sumergido en un líquido muy pesado, oscuro, silencioso, solo roto por algún murmullo de la calle, entonces oía un leve ruido y abria los ojos, la habitación estaba vacia, volvia a cerrar los ojos y entonces entraba lentamente un anciano y se detenia delante de la cama, al abrir los ojos veia al anciano justo como lo acababa de ver en mi sueño, un temor se apoderaba de mi, pero yo no podia gritar ni moverme tenia la boca y el cuerpo paralizado mientras contemplaba al anciano sonreir con una mueca en el rostro que reflejaba la placidez de la alegria y la angustia del dolor a la vez, entonces lentamente el anciano se giraba y salia de la habitación .
Desperté sobresaltado con el cuerpo mojado por un sudor frio como el hielo, tenia la garganta seca, vacia de todo elemento lubricador y un ligero sabor metálico en la boca, luna dormia como una niña con su camisón de verano a mi lado.
El dia que supimos que el padre de Luna padecía un cancer terminal fue el dia que Luna se hizo la prueba del embarazo y me llamó al trabajo para decirme que esperábamos nuestro primer hijo, yo tomaba un café americano mientras miraba por la ventana aparcar el impresionante automóvil de importación del señor Oliveira, al oir aquello me sentí grande, más amplio...como si hubiese crecido de repente.
Siempre he mirado con cierta envidia a los padres con sus hijos, cogiendolos de la mano, jugando en el parque, comprándoles un regalo, besándoles, formándoles, participando de sus juegos infantiles, intentando entender todo ese universo tan olvidado ya la mayoria de las veces.
De vez en cuando me abstraigo de la realidad y pienso en si seremos unos buenos padres, en como debemos educar a nuestro hijo para que sea un buen estudiante, para que sea una persona tolerante, para que no sea engullido por las modas y hábitos del diseño imperante, con unos buenos hábitos de conducta y respeto por los demás.......otras en cambio me bloqueo y pienso que este mundo tan egoísta tan ajeno a sufrimientos y necesidades de los que menos tienen no es el más indicado para traer al mundo otra criatura. Pienso si tendremos suficiente tiempo para cuidarlo, si tendremos suficiente dinero para atenderlo, para atenderlo y para pagar la hipoteca, siempre el maldito dinero, ese elemento que a veces nos ciega y que a muchos les hace pensar con el lado más interesado del alma.
Entonces me asalta la duda de si realmente no estaremos cometiendo una equivocación, me sudan las manos y la frente, se me seca la garganta y un nudo me oprime el estómago, ahí es cuando mi lado crítico se rebela y me dice que estoy siendo un narcisista integral, preocupado solo por mi bienestar cuando es ella la que está embarazada y va a acarrear con los vómitos, nauseas y sinsabores de todo embarazo, todo esto es poco cuando pienso en el parto, en los dolores, los gritos, convulsiones y demás.
Aquí es cuando me enfrento con el fondo machista que condiciona a todo hombre y
que en estos casos no nos permite ver y valorar más que nuestras propias miserias cuando la realidad cotidiana y del mundo es bien distinta.
Así es la mayoria de las veces y así llevo algo más de un mes.

Manuel, se llama el padre de Luna, el creia que iba a vivir toda la vida como decia en las comidas familiares cuando las 2 copas devino que le estaban permitidas ese dia le aflojaban la boca que me muera de pronto y me quede seco, que no me quede vegetando y dando faena, todo esto me viene a la cabeza mientras llegamos al hall que da al pasillo donde se encuentra su habitación, un niño de corta edad pasea de la mano de su padre, las enfermeras pasan de una habitación a otra como una exalación sin que apenas se note su presencia mientras unas plantas al fondo de el pasillo se mecen al compas del aire de la tarde que entra por la ventana abierta al viejo jardín de pinos y cipreses.
Los ojos. Los ojos se han vuelto vacíos, sobrantes en las cuencas, inexpresivos y suplicantes a la vez, son la misma imagen de la miseria y de la dignidad del ser humano cuando todo se sabe y poco va quedando.
Es admirable la endereza y la valentía con la que este anciano está afrontando su enfermedad en los 4 meses que ya permanece hospitalizado, ¿ cómo podríamos llamar esa actitud que tanto a Luna como a mi nos sorprende y a veces nos llena de horror?, resignación, esperanza, cólera contenida...Lo cierto es que Manuel sufre desde hace semanas un deterioro físico y moral tan grande que hasta el ser más deshumanizado del planeta no podria permanecer impasible ante su desgracia, en cambio el nos sonrie al llegar, débilmente, pero sonrie y estrecha sus brazos en nuestro cuello como naufrago que intenta salvarse del oleaje cogiéndose a una rama, agarrándose al aire.
Luna está mas tierna, más sensible, incluso más pequeña desde que ingresó su padre, es cierto que un anciano con 84 años es una persona muy mayor y que a vivido muchos años, pero el sufrimiento es algo tan terrible para un niño como para este anciano, anoche mientras cenábamos en casa una ensalada delante del televisor Luna me decia que ahora que se le acaba la vida a su padre es cuando más necesidad tiene de decirle cosas, esas cosas que nunca se dicen, esas cosas que se pegan al estomago y que al final acaban haciendo un nudo en el, cosas que se omiten cuando tu padre no ha sido muy tierno ni muy expresivo a la hora de hablar de sentimientos.
Todas estas cosas atormentan a Luna mientras las sombras de las hojas de los arboles de la calle recorren su rostro apoyado en el marco blanco de la ventana, dándole una enternecedora luminosidad a la escena, como una de esas mujeres eternamente tiernas que tan bien pintaron los maestros holandeses, sigilosamente me acerco a ella y la abrazo por detrás posando mis manos sobre su vientre y acariciando la carita de nuestro hijo.
Manuel decidió seguir viviendo solo en su casa del pueblo después de la muerte de la madre de Luna, a pesar de nuestra oposición y de nuestro interés por llevarlo a vivir con nosotros a la ciudad, el decia que sería como tapiarle la entrada de la madriguera al conejo, como encerrar en una jaula a un pajarillo del monte, después de tan existenciales explicaciones no tuvimos suficientes argumentos con los cuales oponernos ya que tanto Luna como yo Hemos creido siempre en la individualidad y la libertad de acción y pensamiento como principios básicos de la existencia.
Siempre he pensado que esta ciudad es la mejor y más maravilosa de todas para leer el periodico, pasear por sus pequeñas plazas, tomar un café en alguna de sus terrazas, todo esto un domingo por las mañanas.
Los domingos por la mañana me transformo siempre que puedo en un hombre tranquilo, un hombre que durante unas horas quiere caminar tranquilo por las placitas, observar a la gente pasear sintiéndome afortunado todo el tiempo de poder hacerlo, sintiendo una real sensación de lujo al hacer todo esto yo solo, como un acto que reivindica pequeños momentos de individualidad.
Todo esto es una costumbre que llevo haciendo desde hace años, aunque últimamente de forma más irregular, Luna comparte con migo mi teoría de poder ejercitar de vez en cuando mi individualidad personal, siempre que no exista ningún otro compromiso social o familiar que lo impida.
La estación que mas me gusta es el otoño con sus mañanas frescas de septiembre y octubre, con el aire tan característico de esta ciudad peinando a su modo a todo aquel que pasea por la calle, removiendo las hojas y formando remolinos en el suelo, con esa luz más tenue que acusamos más después del luminoso verano, esa luz que que vista de una forma muy personal lo envuelve todo de un bucólico romanticismo.
El invierno es diferente, aunque tambien me gusta por los guantes, bufandas, gorras inglesas a cuadros, sombreros paraguas..., me gusta mirar todo ese decorado de la escena desde el interior de un café soplando una taza de chocolate muy caliente.

EL PESO DE LA EXISTENCIA.

Han pasado 2 meses desde el funeral del padre de Luna, es curioso parece ayer... cuando estabamos en el viejo cementerio de pueblo, abrigándonos, recogidos en un frio día de comienzos de Septiembre.

Han pasado 2 meses, llevamos 2 ramos de flores, uno Luna y yo el otro, margaritas, rosas, crisantemos, lirios.....Flores para Manuel el día de todos santos.
Cuando eres más joven ni crees, ni le das la importancia que se merece a un dia tan seañalado, hoy parece que vengamos a cumplir con un rito que siempre hubiese existido en nuestras vidas, hoy volvemos al viejo y pequeño cementerio de el pueblo de nuestros padres, de tapias viejas y mil veces reparadas con parches mal disimulados, la metereolgia ha querido hoy ofrecernos un bonito regalo, un sol demasiado cálido para estas fechas, junto con un sol sorprendentemente azul parecen darnos la bienvenida a este santo lugar.
Es un día en el que la gente recuerda a sus seres queridos de una forma muy distendida, en paz consigo mismo y con el medio, unos niños juegan en la gravilla del suelo, mientras su madre conversa con los vecinos, las señoras más mayores limpian las sepulturas de polvo y cambian las flores secas por otras subidas a una escalera, un anciano lija la superficie de una vieja tumba, quizá de un familiar o de un viejo amigo, hasta que poco a poco van saltando viejos líquenes y musgos haciéndose visible el nombre de una mujer.

La vieja fuente de la entrada lanza un chorro de agua al cielo y desde el gran plato superior van cayendo gotitas lentamente que parecen cristales iluminados por la luz del sol.
Manuel no tiene lápida todavía, estará en el reino de los cielos pero todavía no esta registrado en este cementerio, Luna no ha querido todavía enfrentarse a lo que para ella supone la mayor evidencia de que Manuel dejó de existir, elegir la tapa que cierra el único resquicio que Luna se niega a cerrar.
El nicho parece una bolsa de plástico blanca a la deriva en una laguna negra salpicada de fllores de colores estridentes, dorados y ángeles cansados de esperar no se muy bien el que,
De momento es una losa blanca de yeso trbajada