José Saramago
Después de haber leído ya bastantes libros de la obra de este autor, no me es del todo fácil empezar a comentar este.
Las intermitencias no es una novela al uso, incluso su propia estructura literaria y gramatical es compleja, hay tres partes claramente definidas, pero claro, el lector se queda con la sensación de cierta inconexión entre ellas. Dicho así puede resultar un poco confuso pero ahora cuando pase a explicarlo intentaré razonarlo.
En un país hipotético al que nunca se cita por su nombre la muerte deja de actuar.
Así comienza la novela, la gente un día deja de morir, aunque no de sufrir ni de enfermar, solo que no mueren, ni los sanos, ni los moribundos, ni los accidentados de cualquier tipo, ni nadie.
En un principio la gente sale a las calles a celebrarlo, LA INMORTALIDAD, uno de los eslabones perdidos del hombre…..¿ pero a precio de qué?, ¿ y para qué?, pronto los hospitales se llenan de enfermos que tienen que volver a sus casas a vegetar, aunque no a morir, el sector funerario entrará en crisis, los cementerios dejarán de usarse… los seguros de vida pierden todo su sentido…
Pronto el propio sistema entrará en crisis, la gente ha dejado de morir y el tiempo pasa y los viejos cada vez son más viejos y la muerte sin llegar.
Pronto, aunque parezca una incongruencia se la echará de menos. Un día una familia decide cruzar la frontera con sus familiares moribundos, donde morirán y los enterrarán. Pronto cundirá el ejemplo, el propio estado intentará impedir este exódo silencioso hacia las tierras mortales…..y así se crearan guerrillas y sobornos, para pasar o no pasar al otro lado, se compraran favores…corrupción, mafias, delincuencia, podredumbre de la clase política.
Y YA NO CUENTO MÁS, lo que si quiero recalcar es la estructura complicada de la novela, hay una segunda y tercera parte totalmente diferenciada, si en la primera la muerte decide desaparecer y dejar de actuar, en el la segunda la muerte actúa de manera contraria, por decirlo de algún modo incluso de una forma vulgar y chantajista, aquí se plantea el gran dilema existencial de no saber que día dejaremos de existir.
En la tercera entra en juego un elemento que desbarata a la propia muerte e incluso la hace cambiar de actitud, EL AMOR, utilizando un tono mucho más poético y metafórico que en todo lo leído anteriormente.
Una de las peculiaridades de la novela es el protagonismo casi físico de la muerte como tal, se nos muestra como un intérprete que hace y deshace a su gusto. NO HAY VIDA SIN MUERTE, podría ser una de las conclusiones de esta novela, para muchos una novela MENOR en la obra de Saramago.
En mi opinión no creo que sea su obra más ambiciosa, pero desde luego no te deja indiferente, creo que la realidad no sería muy distinta si este caso se llegase a plantear.
La visión del sistema, del estado, los estaméntos políticos, la policía, las instituciones en general creo que es muy acertada, como siempre Saramago arañando el interior de las cosas, las cavernas humanas, nuestras miserias y nuestras alegrías, nuestras entrañas, la propia importancia de las cosas o la relatividad de las mismas.
Una buena novela que desmitifica muchos prejuicios que tenemos acerca del final de la vida y de la propia muerte, el estilo es muy parecido al que se espera del propio Saramago, sus hipotéticas situaciones, la importancia de lo mundano, EL DIÁLOGO DE LAS PROPIAS REFLEXIONES HUMANAS, aunque esta novela nos da un respiro de frescura y poesía al final en la tercera parte donde el autor parece rejuvenecer y su estilo se vuelve mucho más cálido y accesible.
No es la novela que más me haya gustado después de leer la inolvidable La Caverna, o El hombre duplicado, o el Ensayo sobre la Ceguera o Todos los nombres, pero desde luego vale la pena acercarse a ella, no como una obra menor, no creo yo ser quien para juzgar si es mayor o menor. Pero si que esta novela nos lleva a terrenos por lo que poco o nada hemos transitado….
USTEDES MISMOS.